Colores que dan vida y esperanza

Por Jaume Osante
En ocasiones, el cambio más profundo en una ciudad no viene de una mega obra millonaria, sino de un simple toque de color. Lo que hoy vemos en la colonia Arboledas y otros puntos de Ciudad Madero, es prueba de que la belleza también es una forma de justicia social. La iniciativa que encabeza el alcalde Erasmo González, junto con la asociación civil Corazón Urbano, demuestra que cuando el espacio común se cuida y se embellece, también florece la dignidad de quienes lo habitan.
No se trata sólo de fachadas bonitas para la foto. Estos edificios que antes lucían grises y cansados, ahora respiran, reflejan luz, se vuelven puntos de encuentro y hasta símbolos de orgullo. Y es que más de mil 100 personas ya sienten que su hogar es más suyo, más vivo, más seguro. El color aquí no es un lujo, es un mensaje: sí importan.
Lo que me parece más valioso es que no se queda todo en pintura. Con programas como “Rutas Mágicas del Color” y los murales en escuelas, puentes y hasta en la escollera, la ciudad está empezando a narrarse a sí misma con arte. Cada trazo, cada pincelada, es un recordatorio de que la cultura también se vive en las calles, y que la estética urbana puede ser una herramienta de integración social.
Claro, no hay que olvidar que estos esfuerzos deben ser constantes y acompañarse de otros frentes: limpieza, seguridad, espacios verdes y participación vecinal. El color por sí solo no resuelve la desigualdad, pero sí abre la puerta a una conversación distinta, una en la que todos se reconozcan como parte de un lugar que vale la pena cuidar.
Ojalá este programa no sea sólo una anécdota de trienio, sino el inicio de una política pública que entienda que la ciudad también se construye con belleza, creatividad y sentido humano. Porque una pared pintada puede cambiar el ánimo, pero una colonia o sector vivo, cambia la historia.
¿Usted que opina?