Saúl Monreal: ¿un camino cuesta arriba o un simple juego de poder?

Por Jaume Osante T.
En Zacatecas la política parece más un tablero de ajedréz familiar que una competencia democrática. Saúl Monreal Ávila, senador de la República, ha puesto sobre la mesa sus aspiraciones para la gubernatura en 2027, desatando una tormenta de opiniones, críticas y especulaciones. Su propia familia se ha convertido en escenario de tensiones: Ricardo Monreal ha dicho públicamente que no lo apoyará, mientras que su hermano, el gobernador David Monreal, aparece como una pieza clave que algunos dicen está siendo manipulada para frenarle el paso.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha intervenido de manera clara en este ajedrez político. Ha señalado la necesidad de reforzar la unidad interna en Morena y evitar conflictos familiares o personales que dividan al movimiento. En reiteradas ocaciones ha hecho un llamado a que “no se pierda la congruencia” y ha impulsado la aplicación anticipada de las reglas que buscan impedir candidaturas familiares directas. Aunque no ha mencionado directamente a Saúl, su postura manda un mensaje: Morena no quiere repetir historias de poder heredado que desgasten al partido a nivel nacional.
Lo curioso es que, legalmente, no hay nada que lo frene. Ni las reformas federales ni las estatales han entrado en vigor; los famosos “candados” aplicarán hasta el 2030. Así que si Saúl decide lanzarse, lo podrá hacer. En este punto, las discusiones parecen más una lucha interna en Morena que un debate jurídico real.
Y mientras Morena habla de unidad y congruencia, Zacatecas sigue enfrentando problemas profundos: violencia, pobreza y un desencanto social que no distingue partidos. En medio de este panorama, la pregunta es: ¿los zacatecanos quieren otro Monreal al mando o buscan un cambio verdadero? Tal vez Saúl tenga razón cuando dice que “si el pueblo lo quiere, será gobernador”. La voz ciudadana será la única capaz de mover las piezas en este tablero que, por ahora, luce bastante enredado.
¿Otro Monreal en Zacatecas? El pueblo tiene la última palabra.