Ni el miedo es solución, ni el linchamiento es justicia
Por: Jaume Osante.
En la colonia Morelos de Tampico, el agua rebasó las calles y también los límites de la paciencia. Vecinos, hartos de las inundaciones y la falta de respuesta oportuna, se organizaron (malamente) para hacer justicia por su propia mano. La víctima no fue un alto funcionario ni un gerente de escritorio, sino un trabajador de campo, operador de COMAPA, que apenas cumplía con su turno en el cárcamo de bombeo.
No estamos ciegos al dolor y la frustración ciudadana. Tampico se hunde cada temporada de lluvias en un ciclo repetitivo: agua, promesas, olvido. Pero entender no significa justificar. Nada, absolutamente nada, legitima la violencia contra alguien que solo es parte del engranaje.
El verdadero reclamo debe dirigirse a quienes diseñan, administran y omiten. Que los inconformes vayan a la oficina de Bellavista, donde despachan los responsables del sistema. Que levanten la voz, sí, pero con dignidad, no con piedras.
Y a quienes administran las redes comunitarias, recordarles que un clic irresponsable puede incendiar los ánimos y terminar en tragedia. El enojo se vale, el miedo no. Urge empatía, pero también inteligencia colectiva. Porque este hartazgo no es nuevo, pero la violencia nunca debe ser opción.
Tampico merece desagües, no linchamientos.
